Como ya te he comentado más arriba, el té amarillo forma parte de las infusiones tradicionales de su país de origen, China y, sin embargo, no es ni uno de los tés más consumidos del mismo, ni del que mayor producción se dé. Y, entonces, '¿por qué forma parte de ese listado de tés tradicionales?', te estarás preguntando ahora mismo. Por la misma razón que antes explicábamos que los amantes del té a los que no les gusta la variedad de té verde prefieren el amarillo: por sus beneficios y sabor.
Pero antes de pasar a hablar de los beneficios, me gustaría hablarte sobre sus propiedades. Y es que uno de los motivos por los que su producción es tan baja, es por el proceso de elaboración que conlleva, que es mucho más costoso.
Y es que a pesar de ser un té muy cercano al té verde o al té blanco, una de las primeras cosas que le diferencia de los mismo es que su corto proceso de fermentación y su largo proceso de secado. Es decir, las hojas de dejan madurar, en lugar de ser fermentadas. Por tanto, estamos hablando de un proceso mucho más laborioso, lo cual, no renta a los productores de té verde, que prefieren dedicar sus esfuerzos a este último. Totalmente comprensible.
Entonces, ¿es este proceso la explicación del nombre que recibe? Efectivamente. Cuando el té tiene una corta fermentación y un largo secado, da lugar a la aparición de las teaflavinas, también conocidas como oro amarillo. Esto es lo que da color a las hojas con las que prepararemos nuestra infusión de té amarillo, la cual, a su vez, también tendrá ese color entre dorado y pajizo que tanto llama la atención de las personas la primera vez que lo ven.
¿Y su sabor? La verdad es que nada tiene que ver con las otras variedades de té que hayas podido probar. Es una mezcla entre un sabor dulce y agrio, pero que resulta muy agradable, porque finalmente se notan una especie de notas florales y a melocotón que pocos tés pueden producir de manera natural. La explicación de este particular sabor se encuentra en que para elaborar esta variedad de té no sólo se utilizan las hojas de la Camelia Sinensis, sino que también se incluye parte del tallo de la misma. Algo que no se emplea en ningún otro tipo de té conocido.
Eso sí, nunca encontraremos el sabor a hierba que pudiera tener el té verde. En este sentido, se asemejaría más bien al té blanco. Algunas personas afirman, incluso, que podría tener semejanzas en cuanto al sabor con el té azul. Nosotros te proponemos que lo pruebes, si es que aún no lo has hecho, y nos digas cuál es tu veredicto y si lo prefieres a otras variedades de té o no te importaría incluirlo entre aquellos que siempre están presentes en la despensa de tu casa.
¿Y su aroma? ¡Te encantará porque es realmente fresco y limpio! Como si te acabaras de lavar los dientes. Por esta razón, aquellas personas que lo consumen de manera habitual, muchas veces, lo hacen en frío, si bien es cierto que para poder sentir todo el aroma y sabor del mismo, siempre será mejor que se tome caliente.