Así las cosas, no es de extrañar que el té blanco sea uno de los preferidos por los sibaritas del mundo del té y que algunas de sus variedades sean de las más caras del mercado. Pero, créeme: realmente lo valen. Sin duda, el té blanco será una de las variedades más ricas que habrás probado. ¡Garantizado!
Pero, si te parece, déjame contarte algunas cosas básicas de esta variedad que, al igual que el resto de tipos de tés, también procede de la planta de la camelia sinensis, con la principal diferencia que este se elabora con los brotes más tiernos de la planta, es decir, con las conocidas como llemas o golden-tips.
¿Sabías qué, precisamente, el nombre de “té blanco” se debe al color blanquecino que recubre esas yemas a la hora de ser recolectadas? En este sentido, el té blanco será de mayor calidad en función de la cantidad de yemas. Algunos tipos de tés blancos también incluyen la mezcla de otras partes de la planta y, en ese caso, el precio bajaría.
Este tipo de té se cultiva en China, en concreto, en la región de Fugian donde, antiguamente, esta variedad sólo se la podía permitir el Emperador de la Dinastía Tang, como símbolo de su poder. Poco a poco, este té fue tomándose también en las casas de otros poderosos, hasta llegar al pueblo llano.
Sus propiedades y beneficios para la salud son tan amplios que el té blanco se viene utilizando en medicina tradicional china desde hace siglos. Además, al contener muy poca teína, es un té que se puede tomar en cualquier momento del día, pudiendo incluso ser tomado, de manera moderada, por personas que tienen problemas de corazón, a los que les ayudará a mejorar su salud cardiovascular.
Su sabor es suave y afrutado, sin resultar ni amargo, ni astringente, por lo que resulta muy agradable para todos los paladares.
Tanto las propiedades, como el sabor y el aroma de este delicioso té se deben, sin duda, al proceso de elaboración del mismo. Y es que a diferencia de otros tés, el té blanco no pasa por el procesado de marchitado, enrrollado y oxidación de otros tés, sino que las yemas se secan al sol, hasta que adquieren un color plateado, el mismo del té al ser infusionado. Un proceso que se hace completamente a mano, lo que le da aún más calidad al producto, además de que al ser éste más corto, también llega antes a las manos de quienes lo consumen.
Pero si por algo se distingue este tipo de tés de otros en lo que a características se refiere, es debido a su altísimo contenido en polifenoles, lo que lo convierte en el té más antioxidante de todos, mucho más que el té verde, a pesar de la fama que tiene este último.
Los beneficios del té blanco no sólo se notan en nuestra salud, sino también en nuestro aspecto externo, siendo el mejor aliado para cuidar nuestra piel, de manera natural.
Y ahora que ya hemos entrado en materia, ¿qué te parece si te hablo con mayor profundidad de algunos de los puntos que acabo de mencionar? Acompáñame y descubre conmigo el apasionante mundo del té blanco.