De sobra conocida por sus propiedades tranquilizadoras, la tila también se caracteriza por ser una planta digestiva y que ayuda a mejorar problemas derivados de afecciones respiratorias, como el resfriado o la gripe. Su aroma es suave, al igual que su sabor.
Imagina que son las 9 de la noche, que ya has cenado y tienes todo hecho. Ahora toca relajarse y, para eso, nada como tomarse una deliciosa infusión. La puedes elegir por el sabor que más te guste o por aquella que te aporte lo que más necesitas a esas horas: relajarte para poder descansar y la valeriana es la reina en ese sentido.
Con propiedades sedantes, vasodilatadoras y antiespasmódicas, la valeriana es una de esas plantas medicinales que muchos asocian solo a calmar los nervios y, sin embargo, es ideal para tener en casa de manera permanente, porque, entre otras cosas, te ayuda a mejorar la digestión o tus defensas.
Así las cosas, terminar el día con una infusión de tila o tomarla después de las comidas (especialmente si son copiosas) te sentará fenomenal: te olvidarás de malas digestiones, de la retención de líquidos y te hará entrar en un estado de calma natural que bien puede servirte para seguir haciendo tus tareas sin estrés o para dormir profundamente, sin que las preocupaciones interrumpan tu sueño.
Pero es que, además, la tila también es una gran aliada en caso de resfriados, catarros o gripes, por sus mencionadas propiedades vasodilatadoras, antiespasmódicas e hipotensoras, propiciando la transpiración y, por tanto, reduciendo la fiebre, el dolor de cabeza o la tos, entre otros síntomas.
Por supuesto, la valeriana te ayudará a reducir los niveles de estrés, de ansiedad o de nervios (incluso en los niños y sin efectos secundarios, pero siempre teniendo en cuenta la dosis recomendable para su edad. De hecho, los pediatras la recomiendan para niños que sufren insomnio o hiperactividad).
Te encantará el suave aroma que desprende; algo que también se nota en su sabor. Lo recomendable es tomarla sin azúcar, pero si lo prefieres, puedes añadirle unas gotas de miel pura o algún edulcorante natural, así como los palos de azúcar, que siempre serán menos nocivos para la salud.